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Alimentación en las personas con síndromes de dolor miofascial: Fibromialgia y polimialgia reumática

Platos-saludables

Por: L.N. Carmen Janet Bautista Orduño.

Los síndromes de dolor miofascial son un grupo de trastornos caracterizados por dolor y rigidez en los tejidos blandos, incluidos músculos, tendones y ligamentos.

El tratamiento de estos trastornos puede incluir ejercicio, fármacos como glucocorticoides y antiinflamatorios no esteroideos (AINE), reposo adecuado y una dieta saludable rica en antioxidantes.

Hablando más sobre la alimentación en estos trastornos, se ha observado que la adopción de una “dieta de alimentos crudos” puede ser benéfica, ya que reduce la rigidez articular y el dolor, y esto a su vez mejora la calidad de vida de las personas.

Los alimentos vegetales son fuentes naturales ricas de antioxidantes (quercetina, miristina y caemferol), además de fibra y otros nutrimentos. El uso de una dieta con alimentos crudos muestra concentraciones séricas muy elevadas de carotenos alfa y beta, licopeno, luteína y vitaminas C y E, los cuales son antioxidantes.

Recomendaciones

  • Incluir frutas, hortalizas, tubérculos, germinados y tallos. Principalmente fresas, frutas cítricas (naranja, toronja, limón), guayaba, mango, manzana, uvas, espinacas, lechuga, espárragos, papa, zanahoria, cebolla, rábanos, germinado de alfalfa, apio, brócoli, pimiento morrón, etc.
  • Aumentar el consumo de ácidos grasos omega 3 (pescados grasos, nueces, linaza, chía, semillas de calabaza) lo cual puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor.
  • Incluir especias en la preparación de las comidas, como cúrcuma, pimiento rojo, clavo, jengibre, comino, anís e hinojo, albahaca, romero, ajo y granada.
  • Si se presenta sobrepeso u obesidad, se debe llevar una dieta para disminuir peso, reduciendo el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares como embutidos, crema, vísceras, manteca, comida rápida, dulces, pan dulce, azúcar de mesa, refrescos, jugos industrializados, etc.

Es importante acudir a consulta con el nutriólogo(a), el cual, de acuerdo a sus características físicas y patológicas, determinará las necesidades energéticas y nutrimentales e indicará el plan de alimentación más adecuado para usted.